El embajador - México
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Wilfred Mohr
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¿Tenemos en los Países Bajos una imagen correcta de México?
“México es mucho más variado de lo que creen los neerlandeses. Si hablamos de México, la primera idea que viene a la mente de muchos es la violencia asociada a las drogas. Como si la vida aquí fuera exactamente igual que en series de Netflix como Narcos y Ozark. Sí que hay violencia e inseguridad, pero México es muchas cosas más. El país es la decimocuarta economía del mundo, es miembro del G20 y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Además del turismo, México cuenta con una infraestructura industrial que puede compararse con la de otros países en el competitivo mercado mundial. Además, su naturaleza es indescriptiblemente bella y variada, la oferta cultural es grande y la gastronomía es fantástica”.
¿Le gusta ser embajador en México?
“Trabajar aquí es cada día una fiesta. En el trabajo que hago con mi equipo no hay dos días iguales. Trabajamos en diversos expedientes en los campos de la política, la cultura, la educación y los derechos humanos. México es un país grande con una estructura federal, y por eso es importante viajar regularmente a otras regiones fuera de la capital. También organizamos misiones comerciales de los Países Bajos y visitamos empresas mexicanas y neerlandesas. Y organizamos todo tipo de actividades culturales”.
También es usted embajador en Belice. ¿Cómo combina ambas funciones?
“Belice es un país pequeño con el que los Países Bajos mantienen una buena colaboración, por ejemplo en el contexto de la ONU. Pero no existe realmente una cooperación amplia y profunda en el ámbito político y económico. Por eso dedico el 95 por ciento de mi tiempo a mi trabajo en México. Sí que procuro visitar Belice una o dos veces al año. Hace poco, uno de nuestros colegas estuva allí con la unidad móvil de expedición de pasaportes. En Belice residen unos 60 neerlandeses y, a veces, necesitan asistencia consular, como un nuevo pasaporte”.
¿Tiene un buen nivel de español después de dos años en el país?
“Por suerte sí. Me puedo defender en todas la situaciones. El español fue mi idioma optativo en la escuela, hace 35 años. Cuando llegué aquí hace dos años asistí a varios cursos para recuperar y mejorar mi español. Aconsejo que aprenda español a todo el que quiera vivir y trabajar aquí. El inglés solo no es suficiente, sobre todo en el sector público y fuera de la capital”.
¿Cómo son las relaciones entre los Países Bajos y México?
“La relación bilateral es buena. Los Países Bajos fueron el segundo país que reconoció la independencia de México, cuando terminó la guerra de la Independencia mexicana contra España. Las relaciones diplomáticas entre ambos países tienen casi 200 años. Los Países Bajos y México opinan de forma similar sobre muchas cuestiones importantes. Coincidimos bastante en temas como los derechos humanos, la no proliferación, el clima, la ciberresiliencia y la seguridad digital. Y las relaciones económicas y comerciales también son intensivas y crecientes”.
¿Existe colaboración en otros terrenos, además del político?
“Una prioridad importante es nuestro programa de derechos humanos, para el que también hemos identificado tres prioridades: la libertad de expresión (especialmente la protección de los periodistas), el fomento de la diversidad (especialmente dirigido a la comunidad LGBTIQ+) y la prevención de la violencia contra las mujeres (feminicidio). También existe mucha actividad en el terreno de la educación. Las universidades neerlandesas y mexicanas intercambian cada año cientos de estudiantes. Sobre todo en formaciones médicas, técnicas y agrarias. La embajada organiza anualmente un encuentro para que los estudiantes mexicanos que se marchan a los Países Bajos tengan un primer contacto con nuestro país. También organizamos un encuentro dos veces al año, en la residencia oficial, para mantener relaciones y contactos con todos los alumnos mexicanos que han estado en los Países Bajos. Si nos lo solicitan, podemos ofrecer una presentación sobre México para las asociaciones de las facultades neerlandesas, cuando llegan a este país”.
El embajador Wilfred Mohr ayuda a construir un cruce peatonal arcoíris en la Ciudad de México
¿Ofrece México oportunidades para las empresas neerlandesas?
“México es la decimocuarta economía mundial, y tiene un acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos y Canadá. El ochenta por ciento de la exportación mexicana está destinada a los Estados Unidos. Así que las empresas neerlandesas activas en México tienen también acceso al mercado de venta de Estados Unidos, además de los 130 millones de personas del mercado mexicano. Asimismo, actualmente se están dando los últimos toques al nuevo acuerdo comercial entre la UE y México. Esperamos que se firme en 2023. La embajada ofrece apoyo a las empresas que están o quieren estar activas en México, conjuntamente con la oficina de la NBSO (Netherlands Business Support Office) en Querétaro. Entre otras cosas, proporcionamos información y asesoramiento, por ejemplo sobre certificación y sobre importación de productos o sobre el establecimiento de contactos, y también organizamos misiones empresariales”.
México es mucho más que violencia relacionada con las drogas y las bandas juveniles, pero todo ello también forma parte de la realidad cotidiana. ¿Cómo se coopera en esta cuestión?
“Hasta ahora, se ha encargado de este asunto el agregado policial en Washington. No obstante, debido a la agenda del Gabinete contra la delincuencia que socava las estructuras sociales, políticas y económicas, se ha decidido que México tenga un agregado policial propio. Se incorporará a principios de 2023. Posteriormente, el agregado será el eje de la cooperación entre nuestros países en la lucha contra la delincuencia organizada. Y esa lucha es muy necesaria. Por ejemplo, los Países Bajos a son de interés para los cárteles mexicanos para producir drogas sintéticas, debido a los conocimientos y la experiencia que se ha acumulado en los Países Bajos sobre la producción de XTC. La lucha contra la droga no solo consiste en detener la exportación de América del Sur a Europa, sino también combatir las actividades en los Países Bajos”.
Actualmente existe un enorme interés por Frida Kahlo en los Países Bajos, con dos exposiciones y una serie de televisión. ¿Qué hace la embajada por el intercambio cultural entre México y los Países Bajos?
“La embajada tiene un presupuesto para actividades culturales, que repartimos anualmente a través de una convocatoria abierta. El año pasado recibimos cuarenta propuestas, entre las que se seleccionaron dos ganadores. El primer proyecto era una colaboración entre productores cinematográficos neerlandeses y mexicanos, en el marco del Festival Internacional de Cine de Guanajuato. El segundo proyecto ganador fue una exposición de pinturas realizadas por artistas con una limitación. En 2023, dividiremos el presupuesto en dos convocatorias abiertas. Se podrán presentar propuestas en enero y en julio”.
¿Qué pueden aprender los Países Bajos de México?
“Yo admiro la mentalidad resolutiva y la capacidad de adaptación de los empresarios mexicanos. Esa mentalidad empresarial es especialmente patente en el norte del país, que tiene las miras puestas en los Estados Unidos. Esta parte de México cuenta con muchas empresas que producen y suministran a los Estados Unidos. Algunas empresas están en manos estadounidenses o europeas, y otras son totalmente mexicanas. Pero en todas ellas encuentras mexicanos ocupando todo tipo de cargos: desde la cadena de montaje a la gestión y la dirección. Es impresionante ver cómo ha evolucionado el sector privado en los últimos años”.
Ya lleva dos años como embajador. ¿Cuáles son sus prioridades para los dos años que le quedan?
“Espero que el mundo empresarial todavía pueda hacer realidad muchas oportunidades, gracias a la misión sobre el agua del pasado mes de septiembre. Otra prioridad será gestionar la presencia de la Unión Europea como invitada de honor en el encuentro editorial más importante en lengua española. Queremos presentar allí el mundo literario neerlandés. En el campo de los derechos humanos, los Países Bajos tienen el año que viene un proyecto para ayudar a México a identificar a personas desaparecidas. Desde 2006 han desaparecido 100.000 personas. Hasta ahora se han encontrado 50.000 cuerpos que deben ser identificados. Este proyecto ofrece a las familias de los desaparecidos una oportunidad de poner punto final a un periodo horrible. El proyecto correrá a cargo de una organización de Guatemala, que ha acumulado experiencia en ese país (y también en Bosnia y en Ruanda) con la identificación a través de análisis de ADN, y se llevará a cabo en Nayarit, un estado del oeste de México. En resumen: estamos trabajando en expedientes para el mundo empresarial, la política, los derechos humanos, la cultura y la seguridad. Aquí no hay dos días iguales. Es lo que hace que este país sea tan especial”.